"¿Por qué nunca habrá un golpe de Estado en EE.UU.? Porque en Washington no hay ninguna embajada de EE.UU.", es un viejo chiste que en América Latina es más bien un recuerdo amargo de las intervenciones planificadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) para sacar del juego a los gobiernos de la izquierda.
Y es que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha traído el tema al centro del debate al afirmar que la autorización de su par estadounidense, Donald Trump, para que esa agencia haga "operaciones encubiertas" en el país suramericano no es más que una estrategia para conseguir un "cambio de régimen".
"No a los golpes de Estado dados por la CIA que nos recuerdan tanto a los 30.000 desaparecidos en Argentina, al golpe de Estado de Pinochet y los 5.000 jóvenes asesinados y desaparecidos. ¡Hasta cuándo golpes de Estado de la CIA! América Latina no los quiere, no los necesita y los repudia", dijo el mandatario venezolano.

La alerta de Maduro no llega sola. Desde mediados de agosto, EE.UU. mantiene un despliegue militar en aguas del Caribe para supuestamente "combatir el envío de drogas" desde Venezuela a su territorio, a pesar de que no hay pruebas y de que los informes de expertos sostienen que el Pacífico es la mayor ruta del narcotráfico desde Suramérica a Norteamérica.
En menos de dos meses de presencia militar en la región, Washington asegura haber bombardeado cuatro embarcaciones pequeñas en las que habrían muerto por lo menos 27 personas. Estas agresiones, en una zona declarada de paz por consenso regional, han sido acompañadas por la amenaza hecha por Trump de "destruir a los terroristas y las redes de tráfico de Venezuela lideradas por Nicolás Maduro"; maniobras en aguas caribeñas y visitas de altos funcionarios a naciones de la región para aumentar la presión.
La CIA en América Latina
El ministro de Relaciones Interiores de Venezuela, Diosdado Cabello, también se pronunció luego de que el inquilino de la Casa Blanca confirmara que autorizó a la CIA operar en Venezuela.
"No hay pueblo de esta América que no haya sufrido un golpe de Estado propiciado por la CIA. No hay pueblo de esta América o asesinatos de líderes de esos pueblos que no haya propiciado la CIA. Pregúntenle hasta en los propios EE.UU.", sostuvo Cabello.
Estas recientes reacciones de Caracas ponen el dedo en la vieja herida de las operaciones de la CIA en la región, conocidas a través de archivos desclasificados y denunciadas de manera reiterada por presidentes, expertos, medios, académicos, exagentes, entre otros.
Ya hace décadas atrás, Philip Agee, exagente de la CIA que hizo espionaje en Ecuador desde la Embajada de EE.UU., soltó en una entrevista: "Millones de personas en el mundo entero han sido matadas o, por lo menos, han visto sus vidas destruidas por la CIA y las instituciones que soporta", recoge Ópera Mundi.

En cuanto a la protección de datos, Edward Snowden, el exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA) y de la CIA, advirtió hace más de una década que descubrió "que su agencia violaba el derecho Internacional y la soberanía de Latinoamérica".
Y es que la presencia de la agencia federal estadounidense en la región es tal, que Manuel de la Iglesia Caruncho, doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense, escribió en un artículo que "ningún país latinoamericano quedó al margen de la actuación" de CIA, "no importa que en EE.UU. gobernasen demócratas o republicanos".
Años en Venezuela
El director del Centro de Investigación Económica y Política (CPRE, por sus siglas en inglés), Dan Beeton, piensa que desde la llegada a la presidencia de Hugo Chávez "contrarrestar a Venezuela se convirtió en la principal prioridad de EE.UU. en América Latina y el Caribe", como arrojó un memorando del Departamento de Estado publicado por WikiLeaks.
"A pesar de su fracaso, el golpe de Venezuela se ajustó a un patrón para los esfuerzos de cambio de régimen respaldados por EE.UU", dice con referencia a la acción para derrocar a Chávez, en 2002, con la participación de la CIA y sus subsidiarias.
Más de dos décadas después, las acciones de la CIA en el país suramericano parecieran no haber cesado. En 2021 el jefe de Estado venezolano señaló a esa agencia de adelantar planes contra su país y en 2019 catalogó al exdiputado Juan Guaidó de ser un agente de esa agencia.

Entre las acciones más recientes de esa agencia también figurarían el golpe de Estado contra Evo Morales; contra Manuel Zelaya, en Honduras; las acciones injerencistas en Ecuador durante la presidencia de Rafael Correa, entre otros.
¿Cómo opera?
El articulista Carlos E. Lippo se refiere en una publicación a que algunas de las embajadas han hecho uso de forma indirecta de las "agencias mampara" de CIA, que dependen del Departamento de Estado, como la actualmente cerrada USAID, "cuyos primeros 'logros' fue el derrocamiento en 1964 del entonces presidente del Brasil, Joao Goulart".
Asimismo, menciona a la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), cuyos fondos habría bloqueado parcialmente Trump en este mandato, que a su vez tiene organismos adscritos como el Centro para Iniciativas Privadas Internacionales (CIPE), el Instituto Nacional Democrático para Asuntos Internacionales (NDI), el Centro Americano para la Solidaridad Laboral (ACILS).
Así, según Lippo, "el derrocamiento de Jean Bertrand Aristide, primer presidente de Haití electo democráticamente, en 1991 y la derrota del comandante Daniel Ortega, el mismo año (…) se encuentran entre los mayores logros de ese entramado de organizaciones de la NED, ejecutoras también del presupuesto de la USAID".

Por otra parte, de la Iglesia Caruncho considera que la CIA suele "actuar con 'el piloto automático' contra todo lo que sobrepase por la izquierda una socialdemocracia moderada", como una herencia de su anticomunismo. Del mismo modo, opina que esa agencia "mantiene sus competencias intactas" a través de "operaciones encubiertas", entre las que se incluye "cualquier actividad relacionada con propaganda, guerra económica, acción directa preventiva, sabotaje, […] subversión contra estados hostiles, ayuda a movimientos de resistencia clandestinos, guerrillas y grupos de liberación".
Golpes regionales
En los documentos desclasificados por la CIA sobre Chile, se afirma que esa agencia "jugó un papel en la política chilena", a través de operaciones en el país suramericano, incluso una década antes del triunfo en la presidencia del socialista Salvador Allende (1970-1973). Según quedó plasmado en los informes, EE.UU. habría intentado por todos los medios impedir la toma de posesión, incluso con planes de sobornos a congresistas, que supuestamente no se habrían cristalizado.
Al no conseguir su cometido, dice el escrito: "La CIA cambió de estrategia. Su objetivo dejó de ser impedir la investidura y pasó a ser, cito textualmente, 'desestabilizar' el régimen. De 1970 a 1973, gastó ocho millones de dólares en apoyar a la oposición a Allende y brindó apoyo a medios de comunicación, como el influyente diario de derecha El Mercurio. Informes publicados revelaron la participación de la CIA en algunas de las manifestaciones contra Allende en 1972 y 1973".
"Claramente, lo que la CIA hacía era crear las condiciones para que los militares concluyeran que el derrocamiento de Allende era necesario y posible", dice el texto.

En el Archivo Nacional de Seguridad de EE.UU. también se publicaron documentos desclasificados que revelan "múltiples contactos entre los golpistas y funcionarios estadounidenses", que manejaban que ocurriría un golpe de Estado contra Isabel Perón (1974-1976) en Argentina. Asimismo, les habrían asegurado a los militares que participaron en la acción que Washington reconocería al nuevo régimen. "El entonces director de la CIA, George H.W. Bush, informó al presidente Gerald Ford sobre un 'posible' golpe en Argentina casi dos semanas antes".
Tal como se dijo sobre Chile, el director del Proyecto de Documentación del Cono Sur del Archivo de Seguridad Nacional, Carlos Osorio, aseveró que "no hay pruebas" de que EE.UU. haya "instigado" al golpe, "pero aceptó y apoyó tácitamente el cambio de régimen".
EE.UU. también buscó eliminar a los líderes de la revolución cubana. Entre los documentos descalificados se habla de que "solo unas pocas personas clave sabían del complot de la CIA para asesinar" a Fidel Castro, en 1960. Asimismo, esa agencia estuvo al frente de un plan para acabar con la vida de su hermano, Raúl Castro. Según el Archivo Nacional de Seguridad, altos funcionarios de la agencia le ofrecieron diez mil dólares al piloto del avión que lo transportaba de Praga a La Habana para que provocara un accidente.