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Los coches autónomos no entienden los códigos sociales más básicos cuando circulan

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Esta cuestión es una de las decisiones más importantes mientras se maneja y, en el caso de los humanos, esta se toma de intuitiva, ya que depende de interacciones sociales aprendidas desde temprana edad.
Imagen ilustrativa

En todo el mundo, las principales empresas automotrices han volcado sus esfuerzos en crear vehículos con sistemas de conducción autónoma. Sin embargo, esta tecnología aún no ha sido desarrollada lo suficiente como para que pueda reemplazar las capacidades de una persona tras el volante.

Una de las principales limitaciones de esta tecnología, de acuerdo a una reciente investigación de científicos de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), es que la inteligencia artificial en la que se basa no es capaz de entender los códigos sociales más básicos a la hora de conducir, que permiten a los conductores, entre otras cosas, decidir si deben ceder el paso o seguir adelante.

Esta cuestión, que podría parecer un problema menor, es una de las decisiones más importantes mientras se maneja y, en el caso de los humanos, esta se toma de intuitiva, ya que depende de interacciones sociales aprendidas desde temprana edad.

"Lo siento, ¡es un coche autoconducido!"

Según detallan los científicos en un artículo publicado en la revista Association for Computing Machinery, durante su estudio analizaron 70 videos de YouTube, un total de 18 horas de imágenes, de vehículos autoconducidos en distintas situaciones de tráfico.

En uno de los clips revisados por el equipo se muestra a una familia en una zona residencial de EE.UU. que intenta cruzar la calle en un sitio donde no hay paso de cebra. Cuando el vehículo operado por el sistema de conducción autónoma detectó a las personas, este redujo la velocidad; sin embargo, los transeúntes agitaron las manos para indicar al conductor que siguiera con su camino, una señal que no fue entendida por la inteligencia artíficial.

Luego de detenerse por 11 segundos, cuando la familia finalmente se decidió a cruzar la calle, el auto reinició su marcha, haciendo que los peatones tuvieran que saltar hacia la acera para evitar ser atropellados. "Lo siento, ¡coche autónomo!", se disculpó uno de los pasajeros del vehículo desde el asiento trasero.

De acuerdo a Barry Brown, coautor de la publicación, esta situación pone de manifiesto "la incapacidad de los coches autoconducidos para entender las interacciones sociales en el tráfico". Según explicó, si bien el auto se detuvo para no atropellar a las personas, estuvo cerca de impactarlas, ya que no entendió sus señales.

Para el experto, el principal reto al que se enfrentan los desarrolladores de sistemas de conducción autónoma es programar a los 'software' para que descifren los códigos socioculturales. En su opinión, "la comprensión de las interacciones sociales que forman parte del tráfico debería utilizarse para diseñar los [sistemas] de los coches autoconducidos [que regulan la interacción] con otros usuarios de la carretera".

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