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Nuevos testimonios hunden más a Boeing, rodeado de escándalos
La compañía estadounidense tendrá que introducir cambios en su funcionamiento en medio de la crisis de seguridad que vive y el aumento de competencia en el mercado internacional.
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de EE.UU. (NTSB, por sus siglas en inglés) realiza audiencias en el marco de la investigación de un incidente relacionado con un Boeing 737 MAX 9 el pasado mes de enero, un avión de Alaska Airlines cuya puerta se desprendió tras el despegue. Los miles de páginas de los documentos hechos públicos por las autoridades evidencian el pánico que se vivió a bordo durante el siniestro.
Sin embargo, el fabricante de aviones se enfrentó con problemas legales no solo por el caso de Alaska Airlines, sino también por los mortíferos accidentes de Lion Air en 2018 y Ethiopian Airlines en 2019, que dejaron un total de 346 víctimas mortales en Indonesia y Etiopía. Y solo este 2024 se han registrado alrededor de una treintena de incidentes. Entre ellos hubo un aterrizaje de emergencia en Miami, otro avión perdió una rueda delantera y el propio secretario de Estado tuvo que cambiar de aeronave por una falla. En marzo tuvieron lugar dos incidentes en un solo día, uno de los cuales provocó decenas de heridos.
El gigante aeroespacial se enfrenta a una grave pérdida de confianza en la marca y a un creciente escrutinio de sus prácticas tras la acumulación de problemas e investigaciones. En este contexto, las familias de las víctimas de los accidentes de Indonesia y Etiopía consideran insuficiente el acuerdo de culpabilidad que la compañía alcanzó con el Departamento de Justicia de Estados Unidos, en el que aceptaba una multa penal de 243,6 millones de dólares, realizar una inversión adicional para fortalecer sus programas de seguridad y someterse a un supervisor independiente.
Falta de control gubernamental
Desde que se anunciase el modelo Boeing 737 Max en 2011, el avión de pasajeros ha supuesto numerosos quebraderos de cabeza para la compañía, que se escudó principalmente en defectos de diseño. Sin embargo, investigadores y expertos han descrito una cultura de seguridad problemática, facilitada por la falta de control gubernamental.
"Las regulaciones básicas están ahí, pero desde la década de los 70 ha habido mucha gente que ha abogado por reducir la supervisión. El argumento es que el Gobierno es demasiado intrusivo, se necesita un Gobierno más pequeño. La conclusión es que necesitamos una regulación que restrinja el comportamiento de las corporaciones", declaró a RT Shem Malmquist, piloto de aviación e instructor en el Instituto de Tecnología de Florida.
Otros problemas
Un panel de expertos publicó en febrero un informe en el que denunciaban la desconexión entre los directivos y los empleados de la compañía, además de las preocupaciones de los trabajadores por posibles represalias. En solo tres años, Boeing ha sido objeto de una treintena de denuncias de trabajadores de la propia empresa y de los de sus proveedores. Algunas acusaciones estaban relacionadas con defectos de aviones, el mal trabajo de algunos empleados y con despidos tras haber expresado quejas. El escándalo se agravó cuando dos de los denunciantes murieron en extrañas circunstancias.
A la lista de problemas de Boeing se añade la competencia con el fabricante europeo Airbus. "Con el nacimiento del Airbus 320 y con toda la familia Airbus 320, el 321 y demás, del fabricante europeo Airbus, Boeing se vio en la encrucijada en un momento en que tenía que competir con el 320, que le ganaba mercado", contó Diego Dominelli, periodista especializado en aeronáutica.
Ante la difícil situación, la empresa estadounidense decidió estilizar el fuselaje del Boeing 737, un modelo fabricado en los años 60, en lugar de fabricar un avión nuevo de fuselaje angosto, explicó Dominelli. El periodista subrayó que actualmente la crisis que sufre Boeing afecta a su posición en el mercado, donde cede su lugar a su competidor principal, Airbus, y abre "una ventana de oportunidades" para los fabricantes chinos.
Por su parte, el jefe de la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA, por sus siglas en inglés), Mike Whitaker, aseveró que el organismo "se asegurará de que Boeing realice cambios duraderos utilizando todas las herramientas a su disposición". Según Whitaker, el plan de introducción de cambios en el funcionamiento del fabricante de aeronaves "no marca el final de nuestra mayor supervisión de Boeing y sus proveedores, sino el comienzo del próximo capítulo".
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