
Científico que regresó de la base antártica donde ocurrió un ataque cuenta los horrores de vivir en aislamiento

Un científico que acaba de regresar de una remota base en la Antártida —cuyo equipo presuntamente pidió ser rescatado después de que uno de los miembros atacara a sus colegas y los amenazara de muerte— habló de las "extremas y aterradoras" condiciones meteorológicas del continente helado, que afectan gravemente a las personas, recoge The Telegraph.
"A menudo se romantiza la Antártida, pero cuando la gente se da cuenta de lo que le espera... bueno, no hay mucha gente que sienta que está a la altura", afirmó el geólogo Herman Van Niekerk, de la Universidad de Johannesburgo, que hace poco regresó de una misión de investigación de dos meses en la base sudafricana Sanae IV.

Esta semana transcendió que los científicos de esta instalación, que permanecerán en la base por otros diez meses, enviaron un mensaje alertando de que un colega amenazó de muerte a otro, "creando una atmósfera de miedo e intimidación". Además, el individuo también fue acusado de abusos sexuales. El equipo afirmó estar preocupado por su seguridad y sus vidas y pidió a las autoridades sudafricanas tomar medidas inmediatas.
Problemas de salud mental
Todos los miembros de una expedición se someten a pruebas psicométricas antes de ser enviados a una base antártica, pero es imposible predecir "cómo afectará a la gente en la realidad cuando no hay vida en kilómetros a su alrededor", comentó Van Niekerk.
El científico se refirió al caso de un estudiante, que entró en pánico durante un viaje y se negó a salir de su tienda de campaña, como ejemplo de que se puede elegir a personas equivocadas para una misión en la Antártida, "porque la gente solo revela quién es cuando se expone a condiciones extremas".
¿Qué les espera a los científicos?
Al describir las condiciones en la base Sanae IV, Van Niekerk explicó que el invierno en la Antártida comienza en marzo, y el equipo debe enfrentarse a diez meses de oscuridad, con temperaturas que bajan hasta los -23 °C de media y vientos que alcanzan los 217 km/h. "Cuando no hay luz de día, te preocupa que la gente entre en un ciclo temporal diferente, con algunos despiertos mientras todos los demás duermen. Es un entorno extremadamente difícil", recalcó.
"Hay un médico, mecánicos y miembros de la Agencia Espacial Nacional Sudafricana. Pero no hay nadie encargado de la seguridad, ni armas de fuego ni nada parecido", detalló sobre la instalación, ubicada a 4.000 km de la costa más cercana de Sudáfrica.
Al comentar la posibilidad de que los científicos que alertan de su colega puedan ser rescatados, Van Niekerk considera que eso sería muy difícil. "En verano tardamos entre 10 y 14 días en barco y luego en helicóptero, si el tiempo lo permite", indicó. "No creo que volvamos a ver a esa gente hasta diciembre", pronosticó.