
Qué deben hacer Rusia y China para contrarrestar los desafíos de Occidente

Timoféi Bordachev, director del programa del club de debate internacional Valdái, examina en un artículo las oportunidades y riesgos que podría experimentar la asociación estratégica entre Rusia y China en medio de los cambios políticos y económicos en los países occidentales.
A pesar de los desafíos como la pandemia de coronavirus y las tensiones geopolíticas en Ucrania, Moscú y Pekín han fortalecido su cooperación, sirviendo de ejemplo para otras naciones que buscan definir sus propios intereses y objetivos de desarrollo.

Actualmente existen divisiones internas entre EE.UU. y sus aliados en Europa que podrían influir en la alianza entre Rusia y China. Ante esta situación, Bordachev sugiere que es fundamental que Moscú y Pekín observen de manera conjunta la evolución en las relaciones entre estas entidades para anticipar los posibles cambios geopolíticos que puedan ocurrir.
También menciona que entre las élites gobernantes occidentales hay una fractura entre los que intentan adaptarse al cambiante panorama global, abordando las crisis internas y los desafíos de desarrollo en EE.UU. y Europa, y aquellos que se aferran a perspectivas tradicionales para mantener una posición dominante en asuntos mundiales.
Debido a la incertidumbre en la crisis de Occidente y las medidas que pueda implementar para influir en la asociación entre Rusia y China, Bordachev aconseja incrementar la colaboración entre expertos rusos y chinos para elaborar estrategias comunes y así enfrentar futuras presiones políticas y económicas.
Finalmente, detalla que Moscú y Pekín comparten la responsabilidad de construir una gran Eurasia pacífica y prospera, puesto que ambos están comprometidos con la prevención de interferencias externas que contribuyan al surgimiento de conflictos en la región.