
Descubren signos de vida a 120 años luz de la Tierra

Un equipo internacional de astrónomos liderado por el Dr. Nikku Madhusudhan, de la Universidad de Cambridge, ha detectado señales intrigantes en la atmósfera de K2-18b, un exoplaneta ubicado a unos 120 años luz de la Tierra. Un nuevo estudio revela la presencia de sulfuro de dimetilo, una molécula que en nuestro planeta solo es producida por algunos organismos vivos, como las algas marinas.

Descubierto en 2017, el K2-18b es clasificado como un subneptuno, que es como se llama a los planetas más grandes que la Tierra pero más pequeños que Neptuno. Se ubica en la constelación de Leo y orbita una enana roja en la llamada 'zona habitable', considerada la ubicación más prometedora para encontrar planetas que sustenten la vida. La temperatura del planeta es similar a la de la Tierra, pero el K2-18 b orbita tan cerca de su estrella que un año allí solo dura 33 días, señala Daily Mail.
En 2021, Madhusudhan propuso que estos planetas podrían ser 'mundos hicéanos' (de 'hidrógeno' y 'océano'), con océanos templados bajo atmósferas ricas en hidrógeno. Gracias al Telescopio Espacial James Webb, su equipo analizó la luz estelar filtrada durante los tránsitos del planeta, y en 2023 identificaron trazas de sulfuro de dimetilo. Observaciones posteriores en 2024 confirmaron una señal aún más intensa, con concentraciones miles de veces superiores a las terrestres.
"Se trata de un momento revolucionario", afirmó el Dr. Madhusudhan. "Es la primera vez que la humanidad observa posibles biofirmas en un planeta habitable."
Precaución y teorías contrapuestas
Aunque el hallazgo es prometedor, la comunidad científica pide prudencia. Christopher Glein, del Southwest Research Institute, argumenta que el K2-18b podría ser un planeta rocoso con un océano de magma y una atmósfera incompatible con la vida tal como la conocemos. Otros expertos subrayan que el sulfuro de dimetilo podría formarse por procesos abióticos.
"Es una pista. Pero aún no podemos concluir que sea habitable", señaló Stephen Schmidt, científico planetario de la Universidad Johns Hopkins. Para resolver el enigma, se requieren más datos del Telescopio Espacial James Webb y experimentos que simulen las condiciones de los subneptunos. Sin embargo, el futuro de estas investigaciones pende de un hilo, ya que los posibles recortes presupuestarios a la NASA impulsados por la Administración Trump amenazan con cancelar los telescopios de próxima generación.
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