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Putin pone fin a la farsa y la llamada de Trump frena la ofensiva diplomática de la UE

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En las últimas semanas, el foco del conflicto se ha desplazado notablemente del campo de batalla al ámbito diplomático.
Putin pone fin a la farsa y la llamada de Trump frena la ofensiva diplomática de la UE

Mientras Rusia y Ucrania reanudan las conversaciones directas y los ultimátums de Europa se desvanecen, la atención se centra en una llamada telefónica entre Vladímir Putin y Donald Trump.

En las últimas semanas, el foco del conflicto se ha desplazado notablemente del campo de batalla al ámbito diplomático. Los protagonistas políticos se han centrado en definir los términos de un posible acuerdo o al menos un marco para futuras negociaciones, indica un reciente artículo del analista político Serguéi Poletáyev, cofundador del proyecto de análisis e información Vatfor.

La última fase 'política' de la confrontación comenzó con una visita conjunta de los líderes de Europa Occidental a Kiev y concluyó, por ahora, con una conversación telefónica entre Putin y Trump este lunes. Pero el elemento central de este cambio diplomático fue la inesperada reanudación de las conversaciones directas entre Rusia y Ucrania en Estambul.

Lo que está ocurriendo, a decir del experto, no es solo una conversación sobre la paz, sino una contienda más amplia por la influencia y la dirección estratégica. Destaca que Europa Occidental lucha por mantener su relevancia, Ucrania se encuentra atrapada entre la urgencia y la incertidumbre, y Trump, ahora en el centro de este tira y afloja geopolítico, está siendo cortejado por ambos bandos.

Entonces, ¿quién está ganando realmente esta guerra de influencia en la sombra? ¿Y qué sucede si el frente diplomático colapsa?

Preparando el escenario para Estambul

El 10 de mayo, los líderes de Francia, el Reino Unido, Alemania y Polonia viajaron a Kiev. Su mensaje a Rusia fue claro: acordar un alto el fuego de 30 días o enfrentarse a nuevas sanciones y nuevos suministros de armas europeas a Ucrania.

Esto no fue una sorpresa, señala Poletáyev, agregando que las iniciativas de paz lideradas por Trump y su asesor, Steve Witkoff, se habían estancado a principios de mayo, creando una oportunidad para el 'partido de la guerra' liderado por los globalistas europeos, figuras con las que Kiev se ha alineado naturalmente por razones obvias. Pero indica que hay un problema: a Europa se le han agotado tanto armas como sanciones. Alemania aún conserva algunos misiles Taurus simbólicos guardados como joyas de familia, pero incluso si decide entregarlas a Ucrania, su cantidad no alteraría significativamente el curso de batallas.

Tal escenario dejaría a los europeos occidentales con una sola jugada real: convencer a Trump de que respalde su agenda, obligándolo a adoptar una política que no es la suya.

El autor destaca que esa misma noche Putin contraatacó: invitó públicamente a Kiev a reanudar las conversaciones de paz directas en Estambul. Con esa oferta, el presidente ruso estableció él mismo los términos de la negociación, indicando que Rusia tiene la ventaja y que Ucrania tiene más que perder si prolonga el proceso; y por otro lado, marginó por completo a Europa Occidental, descartando en la práctica el plan de paz de Witkoff en favor de conversaciones no sobre un alto el fuego simbólico, sino sobre una paz duradera en condiciones favorables para Rusia.

También considera que fue un claro acto de troleo diplomático, al invitar a los ucranianos a volver a la misma mesa de negociaciones de la que se habían retirado tres años atrás en Estambul, con Vladímir Medinski una vez más al frente de la delegación rusa.

Conversaciones en Estambul: Más que simples poses

A pesar de algunas críticas, Rusia envió una delegación bastante numerosa a Estambul: el jefe de inteligencia militar, altos funcionarios de los ministerios de Asuntos Exteriores y de Defensa, y un grupo de especialistas experimentados. El analista menciona que este es el tipo de equipo que se esperaría en negociaciones serias, como si las partes realmente quisieran llegar a un algún consenso.

Sin embargo, plantea que no es así, al menos todavía. A pesar de ello, cree que las conversaciones fueron más sustanciales de lo esperado. Ninguna de las partes se retiró furiosa, y las discusiones se describieron como constructivas. Cabe destacar que ambas partes acordaron continuar los contactos y realizar el mayor intercambio de prisioneros del conflicto hasta la fecha.

Aunque el único camino hacia una paz duradera reside en un acuerdo directo entre Rusia y Ucrania y en la renuncia de Kiev a su postura antirrusa, el jueves pasado eso parecía imposible. Vladímir Zelenski exigía que Putin fuera a Estambul, insistiendo en un alto el fuego inmediato, según se informó.

Sin embargo, Europa Occidental no fue invitada a las conversaciones de Estambul. Ningún funcionario de la UE llegó a Turquía, mientras que los ultimátums emitidos por líderes europeos, apenas unos días antes, fueron ignorados tanto por Moscú como por Washington, confirmó Poletáyev.

¿Por qué las conversaciones fueron tan importantes?

Por primera vez en tres años, Ucrania dejó de lado el 'teatro' y se sentó a dialogar en serio, según el analista. Quizás alguien en Kiev finalmente se esté dando cuenta de que cuánto más se apueste por Europa Occidental, más duro será el colapso de Ucrania.

Quizás no sea el propio Zelenski, sino alguien cercano a él. De ser cierto, Poletáyev afirma que podríamos estar ante una discrepancia dentro de las autoridades ucranianas, que hasta ahora se han mantenido relativamente unidas.

La obsesión de los líderes ucranianos y de la Europa Occidental con un alto el fuego inmediato es reveladora. Hace un año, Kiev insistió en que ninguna conversación podía comenzar sin la retirada total de Rusia o las garantías de la OTAN. Ahora, parece que piden solo una pausa de un mes, analizó.

¿A qué se debe este cambio?, se pregunta Poletáyev. Porque sin el respaldo de Estados Unidos, los Estados de Europa Occidental saben que deben convertirse en la base logística de Ucrania, reemplazando a Washington. Pero, para negociar desde una posición de fuerza, el bloque necesitaría confrontar directamente a Putin, algo que líderes como Macron y Starmer claramente no están dispuestos a aceptar, aseveró. Ellos se apoyan en Trump para presionar a Moscú a un alto el fuego, ganar tiempo y preparar a Ucrania para continuar las hostilidades, confirmó el especialista.

La lucha por Trump

Ahora mismo, la verdadera batalla es por el favor de Trump. Si Putin lo convence a que retire la exigencia de alto el fuego, Ucrania podría verse obligada a ceder.

Serguéi Poletáyev hace eco en su artículo de las docenas de conflictos de la Guerra Fría, en los que las potencias internacionales congelaron las hostilidades para gestionar las crisis indefinidamente, a menudo utilizando fuerzas de paz de la ONU para mantenerlas bajo control.

Trump parece estar obsesionado con ese modelo, confirma el analista político. Su equipo comparte su postura, aunque cada uno de sus integrantes sigue discretamente estrategias diferentes. Sin embargo, la crisis de Ucrania no es una guerra indirecta en la selva: se trata un conflicto a gran escala en que ninguna fuerza externa es capaz de imponer la paz. Y parece que Trump empieza a darse cuenta de ello. 

Y ahora, el mandatario estadounidense tiene dos opciones realistas: seguir a la deriva con las políticas fallidas del expresidente estadounidense Joe Biden (que significará una victoria de partido belicista), o empezar a abandonar a Ucrania por completo. Puede que ya haya tomado una decisión y pronto lo sabremos, explica la nota.

Con Biden, Washington se cargó con todo el peso del conflicto. La magnitud del conflicto actual existe solo porque Estados Unidos vio las acciones de Moscú como una amenaza directa a su dominio. Pero, tras el fracaso de la ofensiva de sanciones y la escalada militar de 2022, Estados Unidos se dejó llevar por la corriente, detalló Poletáyev.

Tras la reunión de Estambul, Trump afirma que quiere abordar la guerra y la paz directamente con Putin. Esto se traduciría como en malas noticias para Kiev y gobernantes de la UE, que han estado luchando por involucrarse en estas conversaciones desde febrero. Su último intento, el ultimátum de Kiev del 10 de mayo, fue ignorado rotundamente tanto por Washington como por Moscú, recuerda el crítico político.

Última llamada telefónica

Es probable que la llamada telefónica entre Putin y Trump se centrara en el alto el fuego. El objetivo de Putin fue de persuadir a Trump de que su idea de una pausa incondicional beneficia a Ucrania y al 'lobby' bélico europeo, según analiza la nota.

Trump ha tildado las políticas de Biden de catastróficas. Ahora, Ucrania y Europa Occidental intentan persuadirlo para que las continúe bajo un nombre diferente. Su plan es utilizar cualquier tregua como una posibilidad para reabastecerse, reagruparse y, posiblemente, escalar la guerra, indicó el especialista.

Un alto el fuego incondicional ahora no acercaría la paz, sino que nos acercaría a la Tercera Guerra Mundial. Una paz sostenible solo es posible si Ucrania y sus aliados europeos abandonan sus políticas actuales. Y, a juzgar por las declaraciones posteriores a la llamada del lunes, Trump parece estar aceptando esa lógica, concluyó Serguéi Poletáyev.

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