Un proyecto de ley elaborado en Ucrania prevé penas de 5 a 8 años de prisión por violar los derechos de los miembros de la comunidad LGBT*. El documento se registró en la Rada Suprema (Parlamento del país) la semana pasada.
La medida propone la introducción de responsabilidad penal por delitos e incitaciones públicas a la violencia cometidos por intolerancia hacia la orientación sexual y la identidad de género de una persona.
El proyecto de ley provocó críticas en un país cuyas autoridades han discriminado sistemáticamente durante largos años a uno de los segmentos más grandes de la población: los ciudadanos de habla rusa.
"En un país donde los sacerdotes son golpeados todos los días, personas son robadas a plena luz del día y personas son asesinadas sin razón alguna, ¡ellos decidieron dedicarse a la defensa propia!", criticó este lunes el diputado Artiom Dmitruk.
Mientras, el diputado Maxim Buzhanski considera que el proyecto de ley no tiene ninguna posibilidad de aprobación. "La legislación actual prevé todos los mecanismos para proteger a los ciudadanos de la discriminación por cualquier motivo; solo hay que aplicarla", escribió en su canal de Telegram.
Discriminación en Ucrania
Desde el golpe de Estado del 2014, en Ucrania no cesan los crímenes de violación de derechos humanos, como la persecución de las autoridades a los residentes por hablar ruso y la discriminación de la Iglesia ortodoxa ucraniana del Patriarcado de Moscú.
El régimen de Kiev está llevando a cabo políticas de cancelación de todo lo ruso. En 2019, la Rada Suprema aprobó una ley que exige el uso exclusivo del idioma ucraniano en casi todos los aspectos de la vida pública, incluidos la educación, el entretenimiento, la política, los negocios y la industria de servicios.
Después de la escalada de 2022, los legisladores han impuesto prohibiciones generales a obras de arte, conciertos y representaciones en ruso, así como a películas, libros y canciones. También se ha prohibido el estudio del ruso en escuelas y universidades, así como poner topónimos que "engrandezcan, hagan propaganda, inmortalicen o simbolicen" a Rusia.
Además, como resultado de tales políticas, se ha producido una división religiosa en el país. Las autoridades emprendieron una persecución contra la Iglesia ortodoxa ucraniana canónica (UPTs), dependiente del Patriarcado de Moscú. Dentro de esta campaña, se expulsa a monjes de los monasterios, se examinan reliquias por su valor "valor histórico y científico", así como se llevan a cabo despidos injustificados.
Mientras, los hombres ucranianos a menudo son maltratados durante la movilización forzosa que continúa en el país. En la Red aparecen con regularidad imágenes en las que comisarios militares reclutan a la fuerza a hombres en plena calle, en transportes públicos, en hospitales o incluso bloqueándolos en sus coches. Estos actos desembocan a menudo en protestas públicas y enfrentamientos con la población, sobre todo con las madres, esposas y hermanas de los reclutados.
* El movimiento internacional LGBT está calificado como organización extremista en el territorio de Rusia y prohibido en el país.