La justicia de Brasil tomó una controvertida resolución este lunes: prohibir las restricciones "derivadas de actos unilaterales extranjeros" contra empresas y otros organismos que tengan sede en el gigante suramericano.
De acuerdo al portal G1, la medida fue notificada por el ministro del Supremo Tribunal Federal (STF), Flávio Dino, quien de este modo neutraliza el efecto de las "imposiciones, restricciones de derechos o instrumentos de coerción" en territorio brasileño, dictados por tribunales de otros países.
Bajo estos preceptos, ninguna empresa o banco que opere en Brasil puede aplicar medidas coercitivas como el bloqueo de activos, la cancelación de contratos o la ejecución de sanciones dictadas por otro país, sin que medie una autorización expresa del STF.
Aunque la resolución surge por otro conflicto judicial, en la práctica también afecta a las sanciones que EE.UU. dictó recientemente contra el juez del STF, Alexandre de Moraes. La resolución anunciada por Dino implica que las medidas coercitivas impuestas fuera de Brasil no se pueden acatar de manera automática.
Así, Brasilia pone un cordón sanitario a las "leyes extranjeras, actos administrativos, órdenes ejecutivas" y otros instrumentos similares, lo que puede abrir nuevo capítulo en la disputa con EE.UU.
Dino comunicó su decisión al Banco Central, a la Federación Brasileña de Bancos (Febraban) y a otras organizaciones del sistema financiero nacional, para que la pongan en vigor.
Retórica hostil
- A finales del mes pasado, De Moraes fue puesto en la "lista de nacionales especialmente designados", también conocida como "lista SDN". Su inclusión permite a EE.UU. bloquear transacciones o incautar los bienes del togado territorio estadounidense.
- El juez sancionado lleva el juicio penal contra el expresidente Jair Bolsonaro, por la intentona de golpe de Estado contra el actual mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, en enero de 2023.
- La resolución de Dino se conoce en un contexto complejo. Trump impuso aranceles de 50 % contra el país suramericano tras calificarlo de mal socio y tildar las decisiones de la justicia brasileña como una "caza de brujas".