Un estudio sugiere que el café podría reducir la eficacia de ciertos antibióticos al alterar la forma en que bacterias como 'Escherichia coli' absorben los fármacos.
Los investigadores observaron cómo 94 sustancias diferentes interferían con los sistemas celulares que regulan la entrada y salida de compuestos. Se demostró que alrededor del 30 % de las sustancias alteraban estos procesos, pero de manera sutil. La cafeína, sin embargo, destacó limitando la acción de absorción de algunos antibióticos en la 'E. coli'.
Para el microbiólogo Christoph Binsfeld, primer autor del estudio, estos resultados muestran que compuestos comunes, presentes en nuestra dieta diaria, pueden tener un impacto inesperado en la respuesta bacteriana.
¿Cómo afecta a las bacterias?
El hallazgo forma parte de investigaciones sobre la resistencia a los antibióticos de bajo nivel, un fenómeno más sutil, pero igualmente preocupante, que la resistencia tradicional, que es en la que las bacterias mutan para resistir a medicamentos específicos. En este caso, la cafeína provocó una cadena de reacciones genéticas mediadas por una proteína llamada Rob, clave en la regulación del transporte celular.
"La cafeína desencadena una serie de eventos que comienzan con el regulador genético Rob y culminan en la alteración de varias proteínas de transporte en 'E. coli', lo que a su vez reduce la absorción de antibióticos como la ciprofloxacina", explicó la ingeniera biológica Ana Rita Brochado, directora del estudio.

Impacto en humanos
Si bien los experimentos se realizaron en laboratorio y aún no está claro el impacto real en seres humanos, el estudio abre nuevas preguntas sobre cómo la dieta puede influir en la efectividad de los tratamientos médicos. Por ejemplo, no se observaron los mismos efectos en 'Salmonella enterica', lo que indica que este fenómeno puede variar según la bacteria.
Los autores también resaltaron que comprender estos mecanismos sutiles puede ayudar a diseñar estrategias más efectivas contra infecciones bacterianas y evitar que factores cotidianos, como el consumo de café, interfieran en la acción de medicamentos críticos.
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