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La crisis de 2001, una "lección" que permitió a Argentina soltar la mano del FMI
En el año 2000 el entonces presidente Fernando de la Rúa, supuestamente sobornó a los senadores para aprobar una polémica reforma laboral exigida por el Fondo Monetario Internacional.
La periodista Victoria Ginzberg cree que el gobierno que vino después de 2001 buscó otro camino, alejándose un poco de las “recetas ortodoxas económicas” y, paralelamente, de los “mandatos del FMI”. Según Ginzberg, Argentina aprendió a “tomar sus propias decisiones y a no estar sujeta a lo que indicaban desde los organismos de crédito internacional", lo que -según ella- constituye "una de las lecciones de la crisis de 2001”.
De la Rúa, que renunció a su cargo en diciembre de 2001 en medio de un estallido social y una severa crisis económica, supuestamente dio el visto bueno al pago de 4,3 millones de dólares a senadores en concepto de sobornos para que se aprobara la ley, que era rechazada por los sindicatos. El juicio contra el ex mandatario argentino y otros sospechosos acusados de corrupción arrancó esta semana en Buenos Aires.
Se prevé que el juicio dure entre seis y ocho meses y que atestigüen ante el tribunal unas 340 personas. Los acusados podrían ser condenados hasta a 10 años de prisión caso de ser hallados culpables.
En general, Argentina tiene una larga lista de desencuentros con el FMI. Así, en 2005 el presidente Néstor Kirchner anuló la totalidad de la deuda del Gobierno con el FMI, presentándolo como un gesto de independencia política, lo que provocó fricciones entre la entidad y Argentina.
El último capítulo de la relación se remonta a 2010, cuando otros países del directorio pidieron sancionar al Gobierno por no revelar estadísticas ni "transparentes" ni "adecuadas a los estándares internacionales", lo que obligó a la presidenta Cristina Kirchner a la firma de un convenio de cooperación técnica entre el FMI y el Indec para mejorar la calidad de las estadísticas argentinas.
Además, el Gobierno accedió a que este año se efectúe la revisión del sistema financiero local (FSAP, según sus siglas en inglés), que también realiza el FMI entre sus miembros y que se suspendió. Argentina, el único país del G-20 que no cumple con estos compromisos, critica fuertemente las recomendaciones de ajuste fiscal y el poco poder de los países emergentes en el FMI.
El pasado mes de marzo el FMI decidió renunciar a su representante en Argentina y eliminar su oficina del país a causa de la falta de vínculos financieros y técnicos.
De la Rúa, que renunció a su cargo en diciembre de 2001 en medio de un estallido social y una severa crisis económica, supuestamente dio el visto bueno al pago de 4,3 millones de dólares a senadores en concepto de sobornos para que se aprobara la ley, que era rechazada por los sindicatos. El juicio contra el ex mandatario argentino y otros sospechosos acusados de corrupción arrancó esta semana en Buenos Aires.
Se prevé que el juicio dure entre seis y ocho meses y que atestigüen ante el tribunal unas 340 personas. Los acusados podrían ser condenados hasta a 10 años de prisión caso de ser hallados culpables.
En general, Argentina tiene una larga lista de desencuentros con el FMI. Así, en 2005 el presidente Néstor Kirchner anuló la totalidad de la deuda del Gobierno con el FMI, presentándolo como un gesto de independencia política, lo que provocó fricciones entre la entidad y Argentina.
El último capítulo de la relación se remonta a 2010, cuando otros países del directorio pidieron sancionar al Gobierno por no revelar estadísticas ni "transparentes" ni "adecuadas a los estándares internacionales", lo que obligó a la presidenta Cristina Kirchner a la firma de un convenio de cooperación técnica entre el FMI y el Indec para mejorar la calidad de las estadísticas argentinas.
Además, el Gobierno accedió a que este año se efectúe la revisión del sistema financiero local (FSAP, según sus siglas en inglés), que también realiza el FMI entre sus miembros y que se suspendió. Argentina, el único país del G-20 que no cumple con estos compromisos, critica fuertemente las recomendaciones de ajuste fiscal y el poco poder de los países emergentes en el FMI.
El pasado mes de marzo el FMI decidió renunciar a su representante en Argentina y eliminar su oficina del país a causa de la falta de vínculos financieros y técnicos.
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