Los guardafronteras rusos ayudan a recuperar la vida en Osetia del Sur
Los guardafronteras rusos se han convertido en garantes de la seguridad en Osetia del Sur, país que sufrió una fuerte agresión por parte de Georgia en agosto de 2008.
Después de este conflicto bélico los militares rusos comenzaron vigilar las zonas fronterizas entre Osetia del Sur y Georgia. Esta medida se hizo imprescindible para llevar la seguridad a la República, que recientemente obtuvo la independencia. Los guardias de fronteras aparecieron en esta zona en el verano de 2009, cuando el presidente ruso firmó una serie de acuerdos con su homólogo suroseta.
Osetia del Sur empezó su lucha por la independencia a principios de los años 90, después de la caída de la URSS. Durante casi 20 años los locales sufrían la agresión georgiana y vivían inseguros ante el futuro. Tras la guerra empezada por Georgia contra Osetia del Sur en agosto de 2008, Rusia reconoció la independencia del país. Su ejemplo lo siguieron Nicaragua, Venezuela y la república Nauru.
Ahora los vecinos de los pueblos que limitan con Georgia, afirman que su vida al fin, va tranquilizándose. Mucha gente que se fue durante el tiempo de la guerra, va regresando a sus casas. “Tras la llegada de los guardias de fronteras rusos, la vida empezó a normalizarse”, dice Meri Bestáeva, vecina de un pueblo fronterizo.
El estado de Osetia del Sur es multinacional, ahí viven surosetas, rusos y georgianos. Los escolares reciben la educación en varios idiomas. Lo que más les une a los ciudadanos de este país es el gran deseo de la paz. “No hay ningún conflicto con la población. Aquí viven muchos georgianos también. La atmósfera es muy amistosa”, asegura mayor Víktor Yekimchuk, jefe del puesto de control.
Durante los meses que los agentes fronterizos rusos han permanecido en este territorio, fueron detenidos más de cien delincuentes. A algunos de ellos se les confiscaron armas y materiales explosivos. Los militares rusos van compartiendo la experiencia con sus colegas de este país caucásico. En el próximo futuro se planifica construir una decena de puestos de control de las fronteras, donde posiblemente los mismos surosetas podrán defender su nación.