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"Rearmar Europa": Ursula von der Leyen, más 'von der Guerren' que nunca

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"Rearmar Europa": Ursula von der Leyen, más 'von der Guerren' que nunca

"Rearmar Europa". ¿Verdad que suena tranquilizador? Especialmente en boca de alguien con acento alemán, para más señas… La presidenta de la Comisión Europea presentó su plan para que Bruselas se rearme como si no hubiera mañana. En una breve comparecencia tras la cual no se permitieron preguntas de la prensa, Ursula von der Leyen anunció su estrategia para que la Unión Europea aumente su gasto militar conjunto en 800.000 millones de euros.

El programa, llamado 'ReArm Europe', buscaría rascar ese monto (equivalente, por ejemplo, a la mitad del producto interno bruto de España), estimulando el gasto público en el apartado militar de cada miembro, inyectando fondos europeos directamente, desviando fondos no ejecutados de otras partidas hacia el apartado militar y dando facilidades a la inversión privada. 

Llevada por un entusiasmo algo espeluznante, en el que fingía sentir preocupación mientras mal disimulaba sonrisas de satisfacción, la funcionaria europea se puso en modo geológico y justificó su plan en que dizque "estamos en la era del rearme". Vaya, uno creyendo que todavía estábamos en el Cenozoico y Ursula queriendo llevarnos de regreso por la vía rápida a los tiempos del Precámbrico, ya saben a qué me refiero. 

La ‘contabilidad creativa’ de Bruselas

Sin embargo, el dinero, al contrario que cierto tipo de armamento, no cae del cielo. Por eso, la máxima comisaria europea propone ciertos trucos de ‘contabilidad creativa’ para conseguir esos fondos sin poner en marcha la impresora de billetes.

Por ejemplo, aunque la Unión Europea impone a sus miembros, desde tiempos del Tratado de Maastricht, una estricta disciplina fiscal que les prohíbe superar el endeudamiento público más allá del 3 % del PIB, en este caso el plan de la bondadosa Ursula incluye pisotear la propia euronormativa, haciendo que, mágicamente, los gastos que se destinen a defensa no computen como deuda pública. Es decir, si un ‘eurogobierno’ supera ese tope en deuda pública debido a la inversión en salud, educación o vivienda, que se prepare para recibir todo el peso de la ley, pero si la cifra es superior al 3 % debido al gasto militar, en Bruselas quedarán satisfechos. O, en otras palabras, estamos en tiempos de ajustarse el cinturón, pero no tanto como para no llenarlo de balas y un buen par de revólveres. 

Casi nadie en el mundo de las finanzas cree que un plan de semejante magnitud vaya a evitar derivar en un nuevo endeudamiento de Bruselas a través de la emisión de eurobonos, tal como ocurrió durante el covid-19

Otros recursos creativamente contables de la presidenta de la Comisión Europea consisten en desviar hacia los gastos de defensa fondos inicialmente destinados a la pandemia que no terminaron de usarse en su momento o hacer una especie de ‘rebranding’ en ciertas partidas de investigación y desarrollo, para que dejen de destinarse a asuntos ‘superfluos’ como desarrollo científico o tecnología médica y se centren en obtener armamento letal. 

Pese a todos los malabares contables de von der Kriegen, perdón, Leyen, casi nadie en el mundo de las finanzas cree que un plan de semejante magnitud vaya a evitar un nuevo endeudamiento de Bruselas a través de la emisión de eurobonos, tal como ocurrió durante el covid-19. 

Por supuesto, la Europa de los valores, de la división de poderes, del fortalecimiento del Estado del bienestar, de la sostenibilidad ecológica, de la inclusividad y la tolerancia, jamás apoyaría un plan tan guerrerista, antisocial y contaminante como este… pero en la Europa real de 2025, los medios hegemónicos y la partidocracia eurooccidental ya han mostrado un entusiasmo prácticamente unánime. 

Entusiasmo a prueba de bombas (y de sentido común)

Excepto para los mismos 'aguafiestas' de estos años recientes, como los Gobiernos de Hungría o Eslovaquia, por ejemplo, en general el espíritu de rearme fue muy bien recibido en la Unión Europea, tanto por presidentes, primeros ministros y –oh coincidencia- varias empresas armamentísticas europeas, que subieron vertiginosamente en bolsa. También el Reino Unido se sumó a la fiebre de aumentar el gasto militar y quién sabe, hasta la posibilidad de enviar tropas para ayudar a Zelenski, hipótesis que también se ha mencionado insistentemente en estos días. 

A pocos o ninguno parece preocuparle el previsible endeudamiento, ni la tragicómica contradicción de que, tal como les pasó con el gas ruso, para dejar de depender militarmente de EE.UU. tendrán que comprar muchísimo armamento a esos mismos EE.UU. durante los próximos años, ni el color de humo ennegrecido con el que se teñirá la "agenda verde europea" gracias al nada ecofriendly plan 'ReArm Europe', ni mucho menos cómo todo esto afectará a la realidad socioeconómica de la ciudadanía europea occidental, que viene empeorando sostenidamente desde 2022.

El entusiasmo militarista es tal que contagió también a los grandes medios con, tal vez, el diario español El País llevándose el primer premio, gracias a su ocurrencia de combinar, con apenas horas de diferencia, una editorial titulada "Europa reacciona", totalmente favorable al plan de von der Leyen, con un artículo en el que la publicación insinúa que los pensionados españoles ya ganan demasiado. ¿Coincidencia? En estos tiempos, cuesta creerlo.

Una estrategia mediática a medida 

Toda esta reacción político-mediática subraya una vez más por qué en el ‘jardín europeo’ se prohibieron los medios rusos y se silenció cualquier explicación alternativa al conflicto rusoucraniano. Y es que el discurso hegemónico nunca lo explicó de forma distorsionada por ignorancia o brutalidad, sino por estrategia: distorsionarlo era imprescindible para alentar, mantener y alargar el conflicto todo lo posible, contando con el apoyo de buena parte de la opinión pública.

Von der Leyen no es Magda Goebbels y no sacrificará a ninguno de sus siete hijos de llegarse al peor de los escenarios. Que para eso están los hijos de los demás 

Por ello, gran parte de la población europea, sin importar su nivel de formación, hoy cree que un buen día Rusia amaneció de malas y la tomó con Ucrania porque sí, como podría haberla tomado con Polonia, Finlandia o Lituania, y que si cae Kiev, entonces después caerá Varsovia y si cae Varsovia, caerá Berlín, y después París, Londres y Madrid. Un miedo primitivo inyectado entre los europeos por Bruselas desde hace décadas, pero espoleado como nunca antes en años recientes. 

Como era de esperar, Ursula von der Leyen, aprovechando el actual distanciamiento con Washington, está más que dispuesta a aprovechar ese terror primario y empujar a Europa Occidental, todavía más, hacia el abismo económico, social y, ¿por qué no?, también el bélico. Al parecer, su receta para solucionar lo que ella misma denomina como "tiempos peligrosos" es volverlos más peligrosos aún. Y, pese a que podríamos sacar más de una coincidencia entre ambas, la presidenta de la Comisión Europea no es Magda Goebbels y no sacrificará a ninguno de sus siete hijos de llegarse al peor de los escenarios. Que para eso están los hijos de los demás. 

Así, coincidencias del destino, casi un siglo después, una persona de nacionalidad alemana está dando su máximo esfuerzo en engrasar la maquinaria bélica como única salida posible a la profunda crisis económica, sistémica y hasta de identidad en Europa Occidental. Una vieja historia que sabemos en qué derivó en las anteriores ocasiones en las que se dio.

El presente texto es una adaptación de un video realizado por el equipo de ¡Ahí les va!, escrito y dirigido por Mirko Casale.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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