Proyecto Hidra: El MI6 y su nueva directora Blaise Metreweli

Desde los primeros instantes de la publicación de estas líneas, cuando usted recién hasta ahora esté pensando en su acuerdo o desacuerdo con lo expuesto aquí, los omnipresentes tentáculos de la inteligencia artificial le estarán entregando este análisis a la cabeza del monstruo, cuyo cerebro es un cúmulo de Datos Grandes, que, a través de nombres clave, en cuestión de segundos, detecta en todas las redes y en todos los idiomas del mundo la información sobre sus temas de interés y elabora inmediatamente informes completos para el tal vez más hábil de los servicios de inteligencia de Occidente: la agencia británica MI6.  

A diferencia del imaginario colectivo sobre los espías, sus agentes deben correr, saltar o disparar solo en las películas o en las misiones fracasadas. El trabajo real lo hacen los hábiles dedos de un operador en una oficina, que interconecta la información que le llega de distintas fuentes y las convierte en propuestas de políticas para los gobiernos, que implican movimientos de tropas y de capitales, golpes de Estado, campañas mediáticas, sanciones, lanzamientos de drones y misiles, premiaciones internacionales y asesinatos selectivos. 

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El nuevo James Bond de la inteligencia inglesa será una mujer, su nombre es Blaise Metreweli, ocupará el cargo desde el 1 de octubre de este año, estudió antropología en Cambridge y está al servicio del MI6 hace más de 25 años. Cuando dirigió el Directorio de Tecnología de esta organización, ella creó un plan llamado 'Proyecto Hidra' con la idea de unir la inteligencia artificial con la humana para aumentar la eficiencia del trabajo de sus agentes en el terreno.

La TV Azteca lo describe así: "Bajo este paradigma,la IA procesa terabytes de inteligencia de señales (SIGINT), datos geoespaciales y comunicaciones interceptadas para identificar patrones, predecir movimientos y dirigir a los agentes de campo con una precisión quirúrgica, minimizando su exposición al riesgo". Y agrega: "La misión de Metreweli se centrará en dos frentes. Primero, contrarrestar las operaciones de los grupos APT (Amenaza Persistente Avanzada) vinculados al GRU ruso, que se especializan en la desestabilización política. Segundo, y más importante, el espionaje tecnológico a gran escala de China, cuyo objetivo es robar propiedad intelectual en sectores críticos como la computación cuántica, la biotecnología y la propia IA, pilares del poder futuro. La defensa y la ofensiva en este campo son ahora la principal prioridad del MI6".

Todo indica queBlaise Metreweli es una de las mejores expertas en inteligencia cibernética y, siendo antropóloga social, debe disponer de elementos cognitivos para unirla con las capacidades de la mente humana, potenciando exponencialmente las capacidades del trabajo de inteligencia al servicio de la estupidez del poder neoliberal británico con todo su dolor fantasma por su dominio mundial perdido.

Pero sus proyectos van mucho más allá de las islas británicas, ya que su país es miembro de una nueva alianza para compartir trabajos de inteligencia, la que se conoce como 'Los Cinco Ojos', alianza conformada por Gran Bretaña, EE.UU., Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Es importante entender que no es solo un proyecto para la optimización de un servicio de Estado, sino un nuevo plan imperialista, ingenioso y moderno, dirigido a suprimir la resistencia de las poblaciones y de las naciones que aún están fuera del total control de las "democracias" occidentales. 

Ya se hizo conocida la historia del abuelo paterno de Metreweli, Constantine Dobrowolski, como traslitera su nombre la prensa británica y cuyo nombre original ruso era Konstantin. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue un destacado verdugo de los nazis alemanes en Ucrania y se le conoció bajo el apodo de 'El Carnicero'. Konstantin Dobrowolski fue inicialmente un soldado soviético, pero al inicio de la invasión fascista a la URSS, desertó y pasó al lado de los nazis.

Se sabe que Dobrowolski fue cómplice de una unidad de tanques de las SS que masacró a civiles en la región de Kiev, usando el nombre de 'Agente 30'. Después, en su distrito natal de Sosyntsia, organizó un grupo de policía local de 300 hombres y lo puso a disposición de los escuadrones de la muerte fascistas. Según otros documentos de los archivos alemanes, participó en redadas, asesinatos y ejecuciones masivas de judíos ucranianos y escribía cartas a sus jefes terminándolas con un "Heil Hitler". Aparte de asesinar a cientos de guerrilleros ucranianos soviéticos, solía saquear cadáveres y se divertía presenciando las violaciones de mujeres judías.

El escándalo mediático de hace dos semanas, cuando se supo el nombramiento de la nieta de un nazi para el cargo más importante de MI6, provocó solo esta respuesta del Ministerio de Exteriores británico: "Blaise Metreweli nunca conoció ni tuvo contacto con su abuelo paterno. Su árbol genealógico, como ocurre con muchas familias de Europa del Este, está marcado por la división y el conflicto".  

Es comprensible y justo que los nietos no sean responsables ni por los méritos ni por los crímenes de sus abuelos.

Pero también es muy elocuente y representativo que ni las autoridades británicas ni la misma Metreweli encontraron una sola palabra de condena hacia 'El Carnicero' y su rol en "la división y el conflicto" en la Ucrania soviética ocupada por los nazis.

Da miedo imaginar qué pasaría con nuestro mundo si los aparatos de inteligencia de Hitler tuvieran las tecnologías de hoy y si contaran con especialistas como Blaise Metreweli a su servicio, para 'poner orden' en tierras lejanas desgarradas "por la división y el conflicto".

Aquí se podría desarrollar otro gran tema, que es el de los antepasados de los actuales líderes europeos. Y debería hacerse pronto, antes de que borren del Internet toda la información sobre aquello. Se sabe, por ejemplo, que el abuelo del canciller alemán, Friedrich Merz, formó parte de la Sturmabteilung, la fuerza paramilitar nazi de las camisas pardas. También que Waldemar Baerbock, el abuelo de la futura presidenta de la Asamblea General de la ONU, Annalena Baerbock, fue "un nacionalsocialista incondicional". El abuelo de Kaja Kallas, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, fue miembro de la Omakaitse, una fuerza de defensa nacional estonia anticomunista, que tras la invasión fascista pasó a servir a Hitler y participó en el exterminio de la población judía. ¿Será realmente tan casual el resurgimiento de las ideas nazis en la generación de sus nietos en el poder? 

Se ha hablado mucho de "conspirología" cuando se denuncia la existencia de un proyecto de transhumanismo, incentivado por algunas élites tecnócratas modernas, donde el cerebro y el organismo humano serían completados y parcialmente reemplazados con la perfección de la máquina, para que la casta de los elegidos se eternice a costa de las masas infrahumanas, problemáticas, desechables y prescindibles. El sueño del Führer hecho realidad por los dueños del poder neoliberal, que están liberando al mundo de naciones, culturas y grupos sociales que le sobran. Al parecer, el MI6, con su nueva jefa experta en antropología y cibernética, hará posible un nuevo gran paso en esta dirección.