Costa Rica es sinónimo de naturaleza: volcanes, playas, bosques y refugios de vida silvestre que asombran al mundo. Sin embargo, tras esa belleza se esconde una amenaza creciente: la crisis de residuos. Toneladas de basura terminan cada día en ríos, playas o vertederos ilegales, afectando a ecosistemas frágiles y comunidades enteras.
Ostional: un refugio en riesgo
Uno de los símbolos del problema es Ostional, hogar de la tortuga lora. Allí, toda la comunidad protege con orgullo la anidación de estos animales, cuya llegada masiva depende de un entorno limpio y seguro. Pero los cambios en el comportamiento de las tortugas y la aparición de residuos peligrosos revelan un ecosistema bajo presión.
Nosara: turismo, desarrollo y desechos
A solo unos kilómetros, en Nosara, el auge de construcciones y el turismo sin control agravan la situación. A pesar de los esfuerzos de biólogos y asociaciones locales, el reciclaje aún depende de organizaciones no gubernamentales, mientras proliferan nuevos vertederos ilegales cerca de zonas protegidas. El desarrollo económico ha venido acompañado de desigualdad, desplazamiento y degradación ambiental.
Tárcoles: el río de la basura
La contaminación también golpea en Tárcoles, donde los pescadores enfrentan un mar lleno de desechos. La basura arrastrada por uno de los ríos más contaminados de América Latina pone en riesgo su sustento y el ecosistema marino. Residuos sólidos, electrodomésticos y químicos llegan al océano, alejando a los peces y amenazando la pesca local.
La Carpio: vivir junto al vertedero
En San José, la capital, los residuos terminan en rellenos sanitarios que ya están al límite. Comunidades como La Carpio viven entre olores insoportables, enfermedades y estigmatización, mientras empresas extranjeras se lucran con su dolor. Los vecinos denuncian condiciones insalubres, quemas descontroladas y una carga ambiental que no eligieron.
Resistencia y esperanza: reciclaje y acción comunitaria
Y, sin embargo, hay esperanza. Proyectos como Mareblu, que ha retirado cientos de toneladas de residuos de playas, o empresas como Producol, que convierten plástico en mobiliario útil, muestran que es posible avanzar hacia una economía circular. Estas iniciativas buscan educar, transformar y demostrar que el cambio es viable.
La biodiversidad de Costa Rica es un tesoro global. Protegerla implica una batalla urgente contra la contaminación. Lo que está en juego no es solo un país, sino el futuro de todos.