Empiezan las audiencias preliminares sobre un caso de maltrato a un niño ruso en Alaska
Este lunes han empezado las audiencias preliminares sobre el caso de una mujer estadounidense imputada por maltrato continuado a un niño adoptado en Rusia. Jessica Bigley, de Alaska, fue acusada de maltrato de menores tras la aparición de un escandaloso vídeo.
La historia vio la luz en noviembre de 2010, cuando la mujer apareció en el 'show' televisivo 'Dr Phil', popular en Estados Unidos, y presentó al público un vídeo que mostraba los métodos de 'educación' que aplicaba con el chico, como hacerle tragar a la fuerza salsa tabasco o ducharle con agua fría. Lo más impactante del caso es que el vídeo fue presentado en el programa por la misma protagonista que, por lo visto, no veía nada delictivo o incorrecto en sus acciones, sino que calificaba sus métodos como una "psicoterapia". Poco tiempo después se supo que el chico era ruso. El público condenó rotundamente la conducta de Bigley. Las autoridades de Alaska, a su vez, abrieron una causa penal en contra de la madre adoptiva del niño maltratado.
En la audiencia de ayer se ratificó la posición de la Fiscalía del estado de Alaska contra Jessica Bigley, que enfrenta cargos criminales por abuso de menores. Pretenden sancionar a Bigley con un año de prisión o una multa de 10.000 dólares. La acusada no reconoce su culpabilidad. La defensa emitió una declaración en la que dice que se trata más bien de una actuación y no de un castigo real, por lo que se exige que se excluya como evidencia en la corte. Los abogados de Bigley afirman también que ninguno de los hijos de Jessica, -y tiene seis en total- presenta señales de traumas o heridas, ni ha recibido asistencia médica como consecuencia del maltrato por parte de sus padres.
No es la primera vez que unos padres adoptivos norteamericanos maltratan a sus hijos. Desde 1991, 16 niños adoptados en Rusia han muerto a causa de las torturas que les infligieron sus padres adoptivos en Estados Unidos. Entre los casos más recientes e impactantes destaca el caso de Vania Skorobogátov, de 7 años, que murió de hambre y de múltiples contusiones en la casa de sus padres adoptivos, y el de Artiom Savéliev, que fue enviado solo en un avión desde Washington a Moscú con una nota donde se decía que ya no necesitaban al chico. Ambos casos han provocado una fuerte indignación pública.