
Sin utopías: Migrantes venezolanos comparten los horrores que vivieron intentando entrar en EE.UU.
El presidente estadounidense, Donald Trump, decidió revocar las licencias petroleras otorgadas a Venezuela por su antecesor, Joe Biden, sobre la base de que Caracas había incumplido los acuerdos migratorios suscritos en enero pasado.
Según Trump, los migrantes venezolanos son "criminales violentos" que ponen en riesgo la seguridad de su país. A contrapelo de lo sostenido por Washington, testimonios recogidos por RT de repatriados cuentan una historia muy diferente, donde la violencia y los engaños sobre el sueño americano son protagonistas.
Travesía de horror
Yimara Méndez es una de las migrantes que fue convencida para abandonar Venezuela con relatos falsos sobre supuestas facilidades para llegar a EE.UU. a través de la selva del Darién. Animada por amistades, emprendió rumbo hacia el norte. "No fue realmente lo que me dijeron, sufrí mucho, pasé mucho trabajo", afirma.
Como Yimara, Jessica emprendió el peligroso recorrido a tierras estadounidenses en compañía de su hermana y sus dos hijos, de 13 y 9 años, amparada en testimonios inexactos. El paso por el peligroso cruce selvático que separa Colombia de Panamá, le mostró cómo eran realmente las cosas.
"Íbamos caminando y nos encontrábamos a personas que se detenían porque le habían matado a su esposo. Cuando caminábamos por todos esos lugares, el que se resbalaba, se caía y se moría", relata.
Además de haber estado expuesta a grandes riesgos y de haber visto lotes de cadáveres, Jessica fue robada. Los asaltantes golpearon a su hijo para convencerla de entregar el poco dinero que cargaba encima.
Su ruta concluyó en Chiapas, al sur de México. El miedo a ser secuestrada o asesinada por un cártel le hizo desistir.
Crimen organizado
Stephani Andrade, por su parte, refiere que en México estaban "secuestrados". "Si no pagabas, no salías", apunta. "A muchos los han matado y ni siquiera hay reportes, porque no hay denuncias, no hay nada. Es una lista negra", comentó, en referencia a su experiencia como migrante en manos del crimen organizado. Las autoridades, dice, no hicieron nada para ayudarles.
Ella y su familia fueron liberados tras desembolsar una suma de dinero, pero la extorsión, asegura, no cesa, pues es necesario pagarle coimas a los cárteles para poder transitar hacia el norte. En su decir, las cuotas podrían alcanzar hasta los 2.500 dólares por persona.
También en Guantánamo
Quienes fueron trasladados a Guantánamo no la pasaron mejor. Así, por ejemplo, uno de los repatriados relató que fue capturado apenas pisó suelo estadounidense y permaneció encarcelado durante dos años, pese a que no había cometido ningún delito. Luego, sin explicación alguna, fue trasladado a la base militar de EE.UU. en Cuba.
De momento, las autoridades venezolanas han dispuesto, además de vuelos de repatriación, un centro de atención a los migrantes, en interés de ofrecerles atención primaria de salud, pues muchos padecen cuadros depresivos por las dificultades que tuvieron que sortear. Desde allí se les traslada directamente a sus hogares.