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Destituciones, movilización y debate: cómo entender el telúrico cambio en el gabinete de Petro

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Destituciones, movilización y debate: cómo entender el telúrico cambio en el gabinete de Petro

Con la destitución de tres ministros, ocurrida este lunes, el presidente Gustavo Petro envía una señal inequívoca de querer profundizar el cambio social en Colombia.

De manera estratégica, durante la campaña presidencial, el entonces candidato logró establecer alianzas con sectores del liberalismo y el centro político, con el fin de darle mayor alcance a su propuesta de transformación y generar convencimiento en capas poblacionales que dudaban ante su pasado guerrillero.

Pero a seis meses de iniciado su gobierno, Petro ha pisado el acelerador de los cambios con un paquete de reformas de los sistemas de salud, laboral y pensional, y esas alianzas han comenzado a crujir. El detalles que ante la opción de atenuar el ritmo, el presidente colombiano ha preferido enviar un mensaje claro: "El mandato popular que recibí de mis electores y electoras es la del cambio. El proyecto de salud presentado al Congreso presenta los fundamentos esenciales de nuestra propuesta presentada en la campaña electoral a toda la sociedad colombiana y tiene todo mi respaldo".

Debate en el gabinete

El proyecto de salud que menciona ha sido el tema de la discordia con sectores internos del gobierno, que han criticado de manera estructural la propuesta de reforma. 

La semana pasada se filtró un documento sobre las críticas que varios de sus ministros, provenientes de corrientes moderadas, han hecho al diseño de la reforma de salud, en lo que parecía una crisis interna del gabinete.

Petro confirmó la veracidad del documento filtrado, pero prefirió dejar en claro que no va a ralentizar su movimiento. En una alocución presidencial a principios de esta semana, el mandatario destituyó a tres ministros.

La destitución más sonada es la de Alejandro Gaviria, un líder político y excandidato presidencial, que fue ministro de salud en el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos.

Parece muy lógico que esta confrontación se daría tarde o temprano, debido al temperamento moderado y tibio de Gaviria y, sobre todo, por ser un agente importante del modelo de salud imperante en Colombia, ya que se estableció en esa cartera durante los ocho años de gestión de Santos. 

Las críticas, tanto de la oposición como de un sector interno al petrismo, giran en torno a la imposibilidad de financiar las modificaciones que se producirían en el sistema de salud. El debate se tornará más álgido en la medida que se acerquen los días decisivos para la aprobación de la reforma. 

Junto a Gaviria, otros dos ministros fueron relevados el lunes: María Isabel Urrutia, de la cartera de Deportes, y Patricia Ariza, de Cultura.

Petro lo enunció con franqueza: "Estamos en un momento decisivo para nuestras reformas y necesitamos más cohesión y determinación (...) Agradezco los servicios prestados".

La propuesta de reforma de salud también ha sido discutida por el presidente del senado Roy Barreras, otro aliado de Petro que proviene del "santismo", lo que indica que este nuevo paso en el que el presidente busca transformar el modelo sanitario, va a contar con disidencias y debates que aún no se sabe cómo pueden impactar en la mayoría legislativa que requiere para aprobarla.

La discordia del momento

El debate en torno a la propuesta de reforma, que aún no ha sido presentada al Congreso, rescata las discusiones sobre el papel del Estado en la sociedad, un tema que cruza no solo la dirección de todas los planteamientos que el gobierno estima presentar, sino uno de los núcleos principales del debate entre petristas y antipetristas.

El gobierno y sus aliados hacen énfasis en la necesidad de que amplios territorios que hoy están desasistidos cuenten con un mínimo de servicio de salud y que la gestión realizada por las Entidades Promotoras de Salud (EPS), una suerte de mediador entre los recursos del contribuyente y el prestador del servicio (en su mayoría privados), sea minimizada. 

En las marchas de febrero se pudo percibir la constitución de dos grandes sectores sociopolíticos. Por una parte, las derechas, especialmente el uribismo, con un discurso de élite y sin eco en los "estratos bajos", y por la otra,  los sectores populares, aglutinados en torno a un programa de izquierda que va emergiendo con la categoría petrismo.

Las críticas, tanto de la oposición como de un sector interno al petrismo, giran en torno a la imposibilidad de financiar las modificaciones que se producirían en el sistema de salud. El debate se tornará más álgido en la medida que se acerquen los días decisivos para la aprobación de la reforma. 

Catalizar los cambios y el conflicto

Aunque esta fisura interna  puede parecer leve debido a lo habitual que resultan modificaciones en cualquier gabinete, viene a agregar un catalizador a las acciones de calle que comenzaron en febrero, y que tienen sus relatos muy bien aceitados en contra o a favor de Petro, más allá de una discusión pública por una propuesta de ley.

El mes de febrero se sintió bastante movido en Colombia. De manera inusual, marchas y contra marchas rechazaban y respaldaban a Petro, en lo que puede considerarse un abrebocas de la conflictividad que podría estar por venir.

Las masivas movilizaciones se produjeron incluso antes de que se hicieran públicas las discusiones internas en el gabinete y cuando el gobierno aún no ha presentado otras reformas anunciadas. Sin embargo, antes de que se profundizara la diatriba,  Petro convocó al "pueblo" el 14 de febrero para defender sus propuestas de cambio. La oposición hizo lo propio un día después.

En las marchas de febrero se pudo percibir la constitución de dos grandes sectores sociopolíticos. Por una parte, las derechas, especialmente el uribismo, han mostrado una procedencia y discurso de élite, ideológicamente conservador, muy delimitado y sin eco en los "estratos bajos".

Por la otra, los sectores populares, especialmente los más excluidos, están siendo convocados a la defensa de un nuevo modelo de salud, trabajo y pensiones, aglutinado en torno a un programa de izquierda que va emergiendo con la categoría petrismo. 

Una vez pausadas las movilizaciones de calle, y conocidos los últimos pasos de Petro en relación a la destitución ministerial, el debate se ha instalado en la opinión pública.

Los próximos días serán decisivos a ver si la diatriba vuelve nuevamente a la calle o se concentra en los predios legislativos.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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