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'Colombianizar' a Ecuador o los efectos reales de la visita del Comando Sur

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'Colombianizar' a Ecuador o los efectos reales de la visita del Comando Sur

Las bandas criminales han puesto contra las cuerdas al recién ascendido presidente de Ecuador, Daniel Noboa. 

La cadena de acontecimientos criminales que no cesa —como el asesinato del fiscal César Suárez, encargado de investigar el asalto al canal TC Televisión— ha generado dudas sobre la capacidad del Estado de abatir un flagelo que se le ha escapado de las manos: el narcotráfico en fase terrorista.

Además, la necesidad de financiamiento para enfrentar la coyuntura, en medio de una grave crisis económica, deja en tremenda debilidad al flamante jefe de Estado ecuatoriano.

El lunes de esta semana, mientras esperaba la inminente llegada de la comisión de alto nivel del Gobierno estadounidense, Noboa respondía en una entrevista de TeleAmazonas donde preguntaban sobre el tipo de apoyo que recibiría Ecuador por parte de Washington: "Se necesita armamento, protección de frontera, tecnología, entrenamiento a nuestras fuerzas de orden". Aunque rápidamente complementaba: "También algo esencial: refinanciamiento de la deuda externa, es importante tener la ayuda de EE.UU y Europa para que mientras luchamos esta guerra no estemos ahorcados financieramente".

La necesidad de financiamiento para enfrentar la coyuntura, en medio de una grave crisis económica, deja en tremenda debilidad al flamante jefe de Estado ecuatoriano.

Al Ecuador que ha llegado la comisión esta semana —presidida por el asesor presidencial de EE.UU., Christopher Dodd, acompañado del subsecretario adjunto de la Oficina de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley, Christopher Landberg—, es una nación moralmente abatida y con las arcas desinfladas, por lo que el gobierno de centroderecha necesita un apoyo extraordinario que solo imagina recibir por parte de su viejo aliado.

Hablamos de un gobierno en gestación que necesita encarecidamente ayuda, seguramente militar y tecnológica, para confrontar su extendida crisis de seguridad, pero sobre todo financiera, porque la inmensa deuda del país, que roza los 50.000 millones de dólares —de los cuales, la mitad debe a multilaterales: Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Banco Mundial (BM)— le va a hacer un peso enorme al presidente para gestionar una estrategia política que garantice la reelección en febrero del año próximo en el que nuevamente deberá enfrentarse al correísmo, un movimiento político de izquierda que obtuvo 48 % en la segunda vuelta presidencial y la más grande bancada en el legislativo, y que ha mantenido una política internacional independiente al eje de Washington, siendo una de sus banderas, la supresión de la base militar estadounidense de Manta.

Un tema viejo

Vale advertir que quien se roba las miradas en la comitiva estadounidense es la jefa del Comando Sur, Laura Richardson. Aún, reciente, inunda en la memoria latinoamericana sus declaraciones de hace un año para el Atlantic Council, cuando mostró sincero apetito al listar los "ricos recursos y elementos de tierras raras", "el triángulo de litio" y "las reservas de petróleo más grandes", que se concentran en Suramérica.

Igual que Dodd y Landberg, Richardson también estuvo en Ecuador en 2022. Es decir, llegan a un país que conocen de primera mano, aunque también por el revuelo que han causado las reiteradas declaraciones del embajador de EE.UU  Michael Fitzpatrick.

Desde hace más de dos años, y en repetidas ocasiones, el embajador ha denunciado públicamente la existencia de "narco generales" y ha indicado que las organizaciones de narcotraficantes se han infiltrado también en los equipos de fútbol, en los medios de comunicación y en la justicia, así como en las instituciones financieras por medio del lavado de dinero. 

Atrás quedó aquel Ecuador con superávit, que con firmeza se desalineó de Washington y sacó su base militar de Manta. El de ahora es uno que en buena medida va a depender del gobierno de EE.UU. para que no lo aísle en la zona de los gobiernos imputados.

Aunque el embajador no hace referencia a bancos o medios en específico, es notorio que la familia del presidente Noboa, así como el expresidente Guillermo Lasso, son dueños de los dos más grandes bancos del país.

De la misma manera, el exministro Bernardo Manzano, quien el año pasado salió del gabinete de Lasso por un escándalo de corrupción y quién laboró por largos años en puestos de confianza de las empresas Noboa (de la familia presidencial), ha sido acusado en investigaciones oficiales de mantener nexos con la mafia albanesa, dedicada al narcotráfico y al lavado de dinero.

Un gran número de escándalos que han estallado a partir de investigaciones del medio La Posta y que han obligado a las instancias estatales a actuar, corroboran que un conjunto de funcionarios cercanos a ambas familias y gobiernos, estarían relacionados con la mafia albanesa, uno de los principales grupos narcotraficantes, aunque muy poco mencionada por medios y políticos.

Las gran exportación de bananos, así como el descontrol en los principales puertos ecuatorianos, han sido las principales plataformas para exportar droga. La familia Noboa es dueña de una de las mas grandes empresas exportadoras del rubro.

Con un entorno político señalado y con una estructura estatal ya filtrada por el narco,  los altos funcionarios estadounidenses vienen en cierta forma a poner en 3 y 2, según el argot beisbolero, a un gobierno que debe sortear una severa crisis económica. El momento de hacerlo es éste, el de debilidad. Atrás quedó aquel Ecuador con superávit que con firmeza se desalineó de Washington y sacó su base militar de Manta. El de ahora es uno que en buena medida va a depender del gobierno de EE.UU. para que no lo aísle en la zona de los gobiernos imputados o en la lista de los países desertificados y en peligro de 'default'.

Todo eso se negocia en la actual visita de la comitiva estadounidense. 

¿Colombianizar Ecuador?

Desde el asesinato del candidato Fernando Villavicencio, a dos semanas de la primera vuelta presidencial, se vislumbra un Ecuador "colombianizado". Pero la toma, por parte de las bandas, de la televisora TC hace dos semanas, aceleró esta percepción y hasta la trascendió. En contraste, el narco colombiano nunca se atrevió a este tipo de acontecimientos.

Ahora, con un ingreso en seguridad más activo de los EE.UU. y específicamente del Comando Sur y de los antinarcóticos, entonces la situación de Ecuador se vuelve mucho más similar a la colombiana de los últimos 30 años, donde las fuerzas militares estadounidenses instalaban bases militares, se involucraban en la lucha antiguerrillera y antinarcótica, invertían ingentes recursos y, en paralelo, la exportación de cocaína aumentaba exponencialmente.

El factor antinarcótico y militar de EE.UU. viene a ser un nuevo aliño de esta sazón, que si no es igual y tiene peculiaridades, sí se va pareciendo mucho a la colombiana, y, desde la llegada del Comando Sur, mucho más.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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