Dave Hancock, un pescador experimentado, llevaba 12 horas navegando por la costa norte del estado de Australia Occidental cuando ancló en un canal aislado para descansar. Sin embargo, su plan se truncó al ser rodeado por cinco o seis cocodrilos marinos "de decente tamaño", según declaró a Yahoo News.
"Son animales naturalmente inquisitivos y cualquier tipo de sonido, chapoteo o motor llama su atención para venir a ver qué diablos está sucediendo", explicó. El macho dominante de los cocodrilos se situó en la popa de la embarcación y lo vigilaba durante toda la noche.
"Pero esa noche fue particularmente extraña, porque uno o dos de ellos se acercaban al bote, lo golpeaban, olfateaban y nadaban a su alrededor", detalló Hancock. "Daba miedo", agregó.
Los constantes golpes en el casco de la embarcación le impidieron conciliar el sueño y alimentaron su imaginación. "¿Y si aparece alguna fuga y el barco se hunde?", se preguntó. Aunque reconoció que esa posibilidad era muy improbable, recordó cuando en una ocasión un cocodrilo saltó desde el agua a su bote para arrebatarle un pez.
Hancock debió regresar antes de lo previsto por problemas con sus suministros. Llevaba 19 días en solitario, 13 de ellos sin avistar otra embarcación o mantener contacto humano.