
Esta fruta es el principal aliado para proteger todo tu cuerpo

Mantener una dieta equilibrada es un camino directo hacia una buena salud. Los albaricoques son un claro ejemplo de ello, siendo una fruta que no solo posee un rico sabor, sino también numerosas vitaminas, minerales y propiedades antioxidantes.
Los albaricoques ayudan a prevenir el envejecimiento prematuro y diversas enfermedades, además de favorecer el funcionamiento del intestino, contribuir al crecimiento del cabello y mantener el peso bajo control.

¿Qué contienen?
La fruta —originaria de China, donde se cultivó por primera vez hace unos 4.000 años,— contiene vitamina A, vitamina C, ácido pantoténico (B5), vitamina E, betacaroteno, potasio, luteína, zeaxantina, zinc, cobre, hierro, fósforo, manganeso y magnesio, entre otros elementos nutritivos.
Además en ella abundan los ácidos málico y cítrico, que facilitan la eliminación de toxinas. El albaricoque también posee flavonoides como la quercetina, que cuenta con propiedades antioxidantes y antitrombóticas.
¿Cómo ayudan al cuerpo?
El albaricoque es una perfecta opción para consumir antes de hacer ejercicio físico o para las personas que necesitan controlar los niveles de azúcar en la sangre debido a su bajo índice glucémico. Este factor significa que aumenta los niveles de glucosa en la sangre de forma lenta.
Al ser una fuente de nutrientes, sobre todo en su forma seca, el albaricoque ayuda a prevenir el desarrollo de enfermedades crónicas como el cáncer y la diabetes, además de beneficiar la salud de los ojos, el corazón y el cerebro. Al mismo tiempo, la vitamina A es importante para la piel, por lo que esta fruta puede favorecer la prevención del envejecimiento prematuro. Pero no únicamente la piel sale beneficiada por su consumo, sino también el cabello. La vitamina A contribuye a su crecimiento y cuida el cuero cabelludo.
El intestino también agradece el alto contenido de fibra que contiene el albaricoque. Tan solo una ración de esta fruta proporciona cerca del 16 % de este nutriente, esencial para un correcto funcionamiento intestinal. Las personas preocupadas por mantener su peso a raya tampoco deberían ignorar al albaricoque, ya que es bajo en calorías.

Esta fruta también es un buen remedio contra la anemia debido a su alto contenido en hierro. Los albaricoques secos son especialmente ricos en este mineral, necesario para producir la hemoglobina que permite a los glóbulos rojos transportar oxígeno en el organismo. Por ejemplo, 100 gramos de orejones tienen más del doble de hierro que la misma cantidad de un filete de ternera.
Por otra parte, el albaricoque aporta a nuestro cuerpo una gran cantidad de potasio, un importante mineral para controlar la hipertensión, así como para ayudar a la función nerviosa y muscular del organismo.
Valor nutricional
Cada 100 gramos de albaricoque fresco contiene 57 calorías, con 13,5 gramos de carbohidratos; 0,3 gramos de proteína; 1 gramo de grasas; 3,50 gramos de fibras; 8 miligramos de calcio; 0,12 miligramos de hierro; 1,72 miligramos de sodio; 0,22 miligramos de magnesio; 31,8 miligramos de potasio; 0,02 miligramos de magnesio; 0,18 miligramos de zinc; 0,01 miligramos de cobre; 0,8 microgramos de selenio y 16,7 miligramos de vitamina C.
La misma cantidad de albaricoque seco contiene 254 calorías, con 62,7 gramos de carbohidratos; 3,39 gramos de proteína; 0,51 gramos de grasas; 7,30 gramos de fibras; 55 miligramos de calcio; 2,66 miligramos de hierro; 10 miligramos de sodio; 32 miligramos de magnesio; 71 miligramos de fósforo; 1.162 miligramos de potasio; 0,24 miligramos de magnesio; 0,39 miligramos de zinc; 0,34 miligramos de cobre; 2,20 microgramos de selenio; 10 microgramos de vitamina A; 4,33 miligramos de vitamina E y 1 miligramo de vitamina C.

Cómo consumirlo
Al comprar albaricoques, hay que comprobar que no estén de color verde o amarillo pálido, indicio de que pueden tener poco sabor y resultar indigestos. Por el contrario, un color rosado en la piel indica un alto nivel de dulzor y es aconsejable elegir a los de color uniforme, de un tono naranja dorado oscuro o naranja rojizo.
Esta fruta puede ser consumir fresca, seca, cocida o en conserva. Las recetas más habituales para los albaricoques frescos suelen ser postres, mientras los secos acostumbran a usarse en guisos de carne.